Una de Japón: Metro exclusivo para mujeres

14 de mayo de 2005
Las mujeres y los niños... aparte!La cultura de Japón es algo fascinante; su modo de vida es algo que me llama mucho la atención. Su lengua, sus costumbres, su gastronomía... y sus movidas. Porque sí, hay cosas que sólo pasan en Japón. Si un día decides al levantarte de la cama ponerte el pelo de punta y teñírtelo de amarillo, pintarte un ojo de violeta y el otro a lunares verdes, y añadir al atuendo una pecera a modo de escafandra de astronauta y sales así a la calle, amigo, vas a acabar en la comisaría. ¡En cualquier sitio menos en Japón!. De hecho, si lo haces en el país del sol naciente, lo más seguro es que tu ridículo disfraz cause sensación y termine siendo una moda... Me repito, sí, pero es que es verdad; ésto sólo pasa en Japón.

Pues bien, la última que nos llega de Oriente es que, por petición del sector femenino de usuarios del metro de Tokyo (de las japonesas que usan el metro, vamos) se ha creado unos vagones únicamente para ellas. ¿Por qué? Pues para evitar acosos, tocamientos indeseados y poco decorosos que suceden entre las multitudes que utilizan a diario éste método de transporte. Estos vagones para las féminas son de caracter opcional, es decir, aquellas que lo deseen podrán utilizar el vagón unisex clásico. Aunque, si nos paramos a pensar... ¿Si una japonesa entra en el vagón unisex pudiendo utilizar el femenino, no pensará el resto que pretende ser magreada sin compasión? (No me extrañaría nada que pensaran así, oye, que visto lo visto...). Pues bien, es una duda que me asola... estas pobres mujeres que continúen optando por la vía tradicional pueden pasarlo muy mal...

Mención aparte es tratar las distintas sexualidades; en el vagón feminista se librarán de los toqueteos de los varones heterosexuales, pero... ¿y las japonesas lesbianas? ¡Porque esas también querrán tocar! Y entonces ya tenemos que crear otro vagón para ellas... y con el unisex pasaría lo mismo... y éstos podrán ser como sodoma y gomorra, porque menudas fiestas pueden montarse oye... y los vagones pueden acabar hechos un asquito...

En fin, muchas cavilaciones para un tema tan absurdo. O quizá no tan absurdo... no sé.

"—¿Doctor Frankenstein? —Fronkonstein —¿Me toma el pelo? —No, se pronuncia Fronkonstein. —¿Dice usted también Frodorick? —No, Frederick —¿Por qué no es Frodorick Fronkonstein? —Porque es Frederick Fronkonstein. —Muy bien. —Usted debe de ser Igor. —No, se pronuncia Aigor. "

El jovencito Frankenstein

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